lunes, 22 de octubre de 2018

Confederación municipalista


El sábado 20 de octubre en Burgos nos hemos reunido distintas candidaturas venidas de todo el estado: Córdoba, Vitoria, Bilbao, Málaga, Burgos, Avilés, Jerez de la Frontera, Sabiñánigo, Santander, Pamplona… y también Reinosa, para presentar la Confederación Municipalista.

La Confederación es una red abierta a todos los municipalistas del estado. No estamos solos ni aislados. Reinosa en Común no es una anomalía ni una anécdota en la política municipal. Somos 4 millones de personas las que en España votamos por el municipalismo en las elecciones municipales de mayo de 2015. Es decir, la tercera fuerza política, muy cerca del bipartidismo tradicional y por delante de los “nuevos” partidos y de las candidaturas nacionalistas.

Las bases de nuestra propuesta son las primarias abiertas, limitación de privilegios a los cargos públicos, programa colaborativo y vinculante, democracia radical en la toma de decisiones. Son unos principios básicos ineludibles de cara a posibles procesos de confluencia con otras fuerzas políticas a nivel municipal.

Los pactos de despachos y el reparto de cuotas y puestos entre partidos políticos o agrupaciones de electores, no son suficientes para ilusionar a mucha gente que optó en 2015 por candidaturas municipalistas, y que sigue optando por ellas en 2019.

La transparencia y la toma de decisiones abierta garantiza el control directo de los cargos públicos y la participación de personas que nunca van a estar en un partido político. “Poner las instituciones al servicio de la gente y no al revés, gobernar desde lo local, abrir las puertas de los ayuntamientos a la participación ciudadana, explorar los límites legislativos son premisas a las que no estamos dispuestas a renunciar”.

Desde el municipalismo queremos compartir un método, un ADN y unas características básicas, primarias abiertas y proporcionales, código ético, toma de decisiones radicalmente democrática.

"No creemos en los acuerdos por arriba, entre la cúpula y los aparatos de los partidos, pactados en oscuros despachos institucionales. Creemos en la ciudadanía organizada"

Y ello nos ha reafirmado en que las organizaciones de escala municipal son más participativas, más transparentes y más democráticas que las de ámbitos superiores como el provincial, el autonómico o el estatal. Por ello, y de cara al futuro, es esencial preservar la autonomía de las candidaturas municipalistas, frente a los aparatos y las lógicas de poder de viejos y nuevos partidos. No nos interesa una política basada en estructuras burocráticas, pugnas entre aparatos partidarios, tomas de decisiones verticales y consultas plebiscitarias. Nuestra independencia es lo que nos hace más fuertes.

Nuestra red es distinta de otras. Renunciamos a los créditos bancarios. Nos valemos de sistemas de elección abiertos a la gente y no mayoritarios. Todas las decisiones cruciales se adoptan de abajo a arriba. Las portavocías y los órganos de dirección y representación son colegiados. Entendemos que nada nos debe diferenciar de quienes han puesto en nuestras manos la gestión de sus municipios. Asumimos que no estamos aquí para vivir de la política y por eso nos regimos por códigos éticos estrictos, que pasan por la limitación salarial y de mandatos. Creemos que el cómo es tan importante como el porqué, porque si no, a la larga, lo más probable es que acabes pareciéndote a aquello que decías combatir. 


Más allá de las retóricas huecas, hay amplios sectores sociales fuera de las agendas políticas e institucionales. Uno de los más relevantes es ese 60% de la población española, una amplia mayoría, que vive en municipios de menos de 100.000 habitantes, o el 20% que habita ayuntamientos de menos de 10.000 habitantes. Territorios con servicios públicos limitados, envejecidos, con una despoblación imparable, y cuyo paisaje sólo asoma a la opinión pública cuando es víctima de la depredación. Allí la lógica de los partidos ha fracasado y el municipalismo democrático cobra su sentido, si es practicado sin complejos, con audacia, y con la mirada puesta en lo que une a pueblos y ciudades, que es mucho más de lo que les separa: la necesidad de un modelo político y social donde quepamos todas.

Apostamos por romper con el marco establecido frente a las políticas posibilistas, por la ampliación de las competencias municipales, por forzar los límites de los gobiernos del cambio “realmente existentes”, por confrontar nuestro modelo de democracia real y de reparto de la riqueza con las fuerzas vivas de cada municipio. Queremos remunicipalizar el 100% de la energía y de los servicios básicos de suministro de nuestros ayuntamientos. Queremos llenar las viviendas vacías y combatir los procesos especulativos que las convierten en bienes de lujo, y no de primera necesidad, para que no resulte una actividad lesiva para la vida de sus habitantes o para el medio ambiente. Queremos encauzar el turismo desbordado, en las playas, montañas y centros de nuestras ciudades. Queremos imponer la paridad en todos los niveles de la administración pública. Queremos un modelo de movilidad basado en el transporte colectivo y en los medios no contaminantes. Queremos acabar con el austericidio municipal que ha condenado a muchos de nuestros pueblos y ciudades a amortizar deudas heredadas de políticas especulativas.


Vamos a construir una red fuerte y confederada de proyectos municipalistas. Porque no somos islas en el mar de la política institucional, sino un archipiélago que quiere profundizar en los modestos cambios institucionales que se han puesto en marcha. Y vamos a hacerlo con creatividad, algo fundamental para explorar nuevos paradigmas, nuevas reglas y nuevos mundos. Nuestra liga de pueblos y ciudades se levantará con el intercambiando de recursos, experiencias, emociones y soluciones, y desde la horizontalidad.